Para poder ser un gran futbolista y profesional, debes tener en cuenta que no solo con el entrenamiento en el campo te valdrá. Si te das cuenta muchos de los mejores futbolistas en la actualidad (Mbappe, Haland…)  tienen un físico y una composición corporal que les ayuda a ser los mejores y a estar lo más lejos posible de las lesiones.

Esto se debe, a que complementan su trabajo en el campo de juego con el entrenamiento en el gimnasio. No con el objetivo de ser el más musculado del vestuario, sino con el que mejor rendimiento tenga y el que mejor se adapte a la fatiga muscular y sea capaz de estar durante más tiempo en un pico de forma y con menor riesgo de sufrir lesiones.

Por lo tanto, el entrenamiento de un futbolista tiene que parecerse más al de un corredor que al de un culturista. De forma que dentro del entrenamiento se trabajará aspectos como:

  • Potencia: Te ayudará a saltar más que los demás o a ganar un balón en velocidad a un oponente.
  • Fuerza: Aquí se diferenciarán fuerza máxima, o fuerza a alta velocidad (mejora del sprint o la arrancada).
  • Isométricos y excéntricos: Prevención de lesiones (cuanto menos te lesiones más tiempo jugando y mayor rendimiento).

Por lo tanto, tu entrenamiento tiene que ser un hábito más dentro de tu rutina diaria, pero siempre que esté bien pautado y adaptado a tus necesidades, a tu posición y al momento de la temporada en el que te encuentres.

Dentro de la propia sesión de entrenamiento, el trabajo debe centrarse en trabajar el cuerpo completo (organizada en diferentes estructuras como FullBody, Torso-Pierna…, en función de la frecuencia, intensidad… y demás parámetros relacionados con el entrenamiento). Este aspecto es imporante, y no hay que dejar de lado el entrenamiento de miembros inferiores, sino todo lo contrario, puesto que esto nos ayudará a mejorar la potencia de piernas, la aceleración o la velocidad, entre otros, y nos ayudará a prevenir lesiones. En cuanto al trabajo de CORE y miembros superiores, estos nos ayudarán a mejorar las transferencias de fuerzas, la estabilidad o te ayudarán a salir victorioso de una carga o un choque contra un jugador rival.

Finalmente, el entrenamiento aeróbico y anaeróbico es algo que vas a tener que trabajar y programar junto con el entrenamiento de fuerza. De forma que, disminuyas al máximo la fatiga y mejores el rendimiento de manera exponencial, para que puedas aguantar los 45, 90 o 120 minutos que juegues, aumentado las posibilidades de que llegues en una mejora condición que tu rival a estos minutos del partido.

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Alvaro Moreno Rosado

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